Pedro González: “Invito a los egresados de la UV que quieran ser un aporte a la sociedad a ser parte del Estado”
Hijo único “de una familia tradicional”, como él mismo dice, de la comuna de El Monte (Región Metropolitana), Pedro González Paredes creció rodeado de un entorno campestre. Tras realizar la enseñanza básica en la Escuela E-741 El Paico (actual Javiera Carrera) y la media en el Colegio San Agustín de Melipilla, entró a la universidad con el objetivo de convertirse en el primer profesional de su familia.
Pero su llegada a Administración Pública, en el Campus Santiago, no era el plan original. Él lo relata así: “Quería estudiar Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, me iba muy bien en el colegio y admiraba mucho a mi profesor por su forma de enseñar y trasmitir el conocimiento. Tenía claro que quería estudiar pedagogía, pero en cuarto medio sufrí una crisis vocacional y sentí la necesidad de contribuir al bien común desde una vereda social y comencé a explorar carreras y lo más cercano que encontré fue Trabajo Social, pero no me cautivaba del todo, hasta que una profesora me dijo que existía una carrera que se llamaba Administración Pública. Nunca la había escuchado y comencé a averiguar la malla, dónde se impartía, etcétera, y me encantó, porque tenía una malla relacionada con la historia, el derecho, la gestión, las políticas públicas y un sinfín de áreas que siempre me gustaron, fue una mezcla perfecta. La malla de la Universidad d Valparaíso no tenía un énfasis tan matemático y era más de gestión, eso se sobrepuso (las matemáticas nunca fueron mi fuerte, sí lo humanista). Me fue bien en la PSU y pude elegir el campus y me atreví con Santiago, ya que era mucho más accesible que ir a Valparaíso”.
Actualmente jefe de Gestión de Personal en el Ministerio del Medio Ambiente, Pedro González ingresó a la UV en 2007 y cuenta que la institución fue clave para desarrollar “los valores del compromiso, la ética, la responsabilidad, la tolerancia y el respeto que cada profesor y la comunidad universitaria en su conjunto nos inculcó y que son vitales para poder desarrollarse en el ámbito laboral y la vida en sí. Entre las competencias, destaco el pensamiento crítico, la comunicación efectiva, la creatividad y las habilidades analíticas, las cuales se van puliendo, obviamente, a lo largo del desarrollo profesional, pero cuyos cimientos se forjaron en la universidad”.
Pedro González no tuvo que esperar a salir de la universidad para empezar a desarrollar su vocación. “En tercer y cuarto año teníamos que hacer prepráctica, algo muy innovador por esos años y que no estaba implementado en otras carreras de Administración Pública. En esa época no existía el programa Prácticas Chile (del Servicio Civil), así que uno la gestionaba, mandaba un correo o iba a dejar su CV. Yo opté por esto último y caminando por la calle Monjitas (centro de Santiago) vi un logo del gobierno y decía Ministerio de Salud. Entré y conversé con la secretaria (la señora Angélica) de Recursos Humanos, le conté que estaba buscando práctica y me dijo que le dejara mi número de teléfono. Creo que tuve suerte, porque me llamaron al otro día, el jefe del Departamento de Recursos Humanos necesitaba un practicante que le ayudara a preparar un informe de gestión para presentarlo a la nueva administración. Era el 2010, en el cambio de administración de Bachelet 1 a Piñera 1. Trabajé todo el verano en ese informe y al parecer lo hice bien, porque luego me ofrecieron hacer un reemplazo de pre y post natal. Fue una decisión difícil, porque tenía programada unas vacaciones, pero opté por tomar el reemplazo y creo que fue la mejor decisión, porque de ahí nunca paré de trabajar en el servicio público y, sin estar titulado aún, mirando hacia atrás, fue un gran mérito. Trabajé como administrativo en el área de recursos humanos, rama que me perfiló hasta hoy y me fui especializando”, recuerda.
Sobre esa primera experiencia laboral, reflexiona: “El Minsal es una tremenda escuela para todos, porque conviven muchas realidades y a pesar de que estuve un año y algo, fue muy intenso y estoy muy agradecido de cada una de las personas que me enseñó. Fue un choque igual, pues uno cuando estudia Administración Pública (por lo menos en mi caso) lo hace para crear o incidir en las políticas públicas y con ello generar cambios que mejoren el bienestar de las personas desde la primera línea, pero esa burbuja se debe romper y en esta carrera hay mucho de gestión y burocracia (de la buena burocracia, esa necesaria), pero desde la vereda que uno esté siempre aporta”.
El siguiente paso en su carrera fue otro ministerio, en el que permaneció durante cuatro años. “Una jefatura que conocí en el Minsal se fue a trabajar al Ministerio de Energía, el cual se estaba creando recién, y me ofreció ir a conformar equipo. Éramos cuatro personas en el área de Recursos Humanos: la jefatura; una ingeniera comercial, encargada de remuneraciones; una psicóloga, encargada de desarrollo organizacional; y yo, encargado de gestión de personal. Ahí hacíamos de todo, éramos un equipo muy pequeño con muchos desafíos y estábamos obligado a aprender de todas las áreas sin poder atomizar materias, pues el personal no daba. Esto con el paso del tiempo lo agradezco, ya que pude aprender desde las cosas simples hasta aquellas muy complejas, tengo muy buenos recuerdos y grandes amigos desde esa época”, rememora.
Y entonces se abrieron las puertas del Ministerio del Medio Ambiente, en el cual actualmente se desempeña, luego que una jefatura que asumió como jefa del Departamento de Gestión y Desarrollo de Personas de esa repartición pública lo invitara a formar parte del equipo como jefe de la Sección de Gestión de Personal. Comenta que “fue una decisión difícil salir de una zona de confort para asumir un cargo, haciéndome responsable de personas a una muy corta edad. Pero, bueno, di el paso, porque creo firmemente que en la vida se deben tomar riesgos y adentrarse en desafíos. Si algo no resulta, queda la enseñanza, siempre es una ganancia”.
No fue fácil en un comienzo, confiesa: “Fue complejo, pues los prejuicios de la edad siempre estuvieron presentes (mi equipo era mayor que yo), pero siento que logré posicionarme con el trabajo bien hecho y el conocimiento en las diversas materias propias del cargo. Siempre he sido una persona estudiosa y meticulosa, eso sirvió para posicionarme y empoderarme del rol y cargo. Ahora miro hacia atrás y lo veo como algo sencillo, pero jamás lo fue y eso lo valoro en este momento, pues no lo había meditado así. Luego asumí otra jefatura al interior del ministerio, en Desarrollo Organizacional, lo cual fue una oportunidad para mí, pues con esto se tiene una mirada completa del ciclo de gestión de personas, adquiriendo experiencia y potenciando otras habilidades. Fue de grandes desafíos, nos tocó enfrentar la pandemia y con ello ser muy innovadores y, sobre todo, dar mucha contención al funcionariado de la institución. Luego de más casi cuatro años, volví como jefatura de Gestión de Personal, un área que conozco y que enfrenta nuevos desafíos, así que lo vi como una gran oportunidad. Materias nuevas en el ámbito normativo, probidad y mejora continua en los procesos de gestión son desafíos para este nuevo periodo, que venimos trabajando desde fines de 2022”.
Consultado sobre sus funciones en el Ministerio del Medio Ambiente, detalla que “mi labor es garantizar el cumplimiento de los deberes y los derechos del personal del ministerio. Las tareas van desde la revisión del cumplimento de la asistencia de una persona hasta la gestión de contratos del personal que se incorpora a la institución, pasando por redacción de comisiones de servicio al extranjero, gestión de pólizas, derechos asociados (feriado legal, permisos asociados al Estatuto Administrativo y Código del Trabajo que aplica a funcionarios públicos), declaraciones de intereses y patrimonio, gestión del libro de sumarios administrativos y todo lo relacionado a las personas. Asimismo, me corresponde revisar y ponderar situaciones conforme a la normativa imperante”.
Finalmente, Pedro González deja un mensaje para quienes estudian hoy en la UV y, especialmente, a quienes piensan algún día trabajar en el Estado: “El servicio público es vocación, es sobreponer a nuestros intereses particulares el bienestar general, es trabajar con excelencia y eficiencia, teniendo muy presente que todas nuestras acciones u omisiones repercutirán en las personas y con un eco mayor en aquellas más desposeídas. Actualmente existe un sesgo en que el concepto de funcionario público se asocia a flojo o una persona ineficiente y fría, lo cual no comparto, porque trabajo con personas muy comprometidas, con grandes ideales, que están por sobre el gobierno de turno y que día a día se esmeran en lograr las metas y objetivos que demanda la gestión pública, lo veo en mi institución y en los servicios donde mis compañeros/as de carrera se desarrollan. Invito a los egresados de la UV que comparten los valores y convicciones y quieran ser un aporte a la sociedad a ser parte del Estado, contribuyendo desde sus áreas de formación a profesionalizar la gestión pública y, con ello, a mejor la calidad de vida de todos los chilenos y chilenas”.